miércoles, 28 de noviembre de 2012

Derecho animal

LOS ABOGADOS ANIMALISTAS EXIGEN DERECHOS PARA SUS REPRESENTADOS
A los tres años de edad y luego de llorar un largo rato,  Ivalú Turnes les exigió a sus padres que no volvieran a darle ningún animal para comer, y desde entonces, no volvió a consumirlos.
Ivalú es abogada,  miembro del Centro de Prevención de Crueldad al Animal (CPCA) y junto a otros 7 colegas en todo el país se especializa en los derechos de los animales no humanos.
En esa misma asociación civil trabajan los abogados Gerardo Biglia y Susana Dascalaky que consiguen el tiempo entre sus trabajos tradicionales para ocuparse de “los sin voz”, la mayoría de las veces ad honorem.
El código civil asigna a los animales (sin distinción alguna) la categoría jurídica de “cosas semovientes”, o cosas que pueden moverse por sí mismas equiparables a los bienes muebles. Mientras que el código penal les reivindica un valor por su capacidad de sentir y estipula “prisión de 15 días a un año, para el que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales”.
Explica Susana: “Tenemos una legislación esquizofrénica. Es un ámbito donde hay mucho por hacer. En principio hay que mejorar las leyes y con las que tenemos, mientras tanto vamos actuando. Por otro lado, una cosa muy importante es concientizar sobre la estrecha relación entre el maltrato animal y la violencia familiar y de género”.
Por su parte, Ivalú, también abogada de la Fundación Vidanimal de La Pampa, comenta orgullosa “logramos una condena de cumplimiento efectivo por maltrato animal que fue un antecedente para toda Latinoamérica en el fallo TOBARES-2”. El criminal había violado a una perra y fue sentenciado a 11 meses de reclusión efectiva.
Sin embargo la causa de Ivalú, Susana y Gerardo no es sólo por los animales de compañía como los perros o gatos, es por todos. Por eso practican el veganismo, (no usan ni consumen productos de origen animal) y se inscriben en la corriente abolicionista que persigue como meta el fin de la explotación y el uso que hacen los humanos de los animales.
Gerardo es vegano hace cuatro años, cuando descubrió esta filosofía comenzó a pensar qué podía hacer desde su profesión y así fue como se transformó en un experto que puede detallar los argumentos fundamentales del derecho animal.
La convicción de Gerardo se ve en la claridad de sus palabras: “Tomo el veganismo como una filosofía más amplia que propone la igualdad y el respeto de todos los seres sintientes. Más tarde o más temprano, uno termina abriendo los ojos. Desde ese momento no pude mantenerme en la indiferencia.”
 “Un ser humano y un animal comparten la capacidad de expresar dolor, de diferenciar el dolor del placer, y de inclinarse a este último: comparten el interés por la vida. El derecho es un sistema de protección de intereses. Con lo cual, cuando los intereses son iguales el derecho sólo puede ser justo protegiendo a esos intereses de la misma manera”, continúa Gerardo.
El abogado compara a los animales con su hija de año y medio o con cualquier niño pequeño: el hecho de que no tengan una racionalidad desarrollada no les impide tener derechos. Al contrario, deben recibir un cuidado por parte de los adultos que son responsables por su condición de seres morales y racionales.
Los miembros del CPCA realizan una doble tarea: hacen “activismo judicial” que consiste en incluir en las denuncias parte de los fundamentos del derecho animal,  hablar con fiscales y jueces y por otro lado, tratan de que los denunciantes se comprometan, que estén en los allanamientos junto a un veterinario y que consigan un lugar donde ubicar al animal si es secuestrado por la Justicia.
El hecho de que una persona sólo pueda ser querellante para un caso de maltrato si es dueña del animal y que las asociaciones civiles sean las únicas que puedan querellar en delitos contra cualquier animal, sumado a que la ley de maltrato, ley 14.346, no pena la negligencia representan trabas para la garantía plena de los derechos de los animales.
Desde el CPCA cuestionan el concepto de “dueño” de un animal ya que “los animales podrían tener derechos que confrontaran con los de su dueño. Si el animal puede tener dueño es ahí donde se acaban todos sus derechos”.
La cantidad de personas que cambian sus hábitos de consumo aumenta año a año y, a pesar de que en Argentina no hay estadísticas, la inclinación al vegetarianismo y veganismo está en crecimiento en todo el mundo. Por ejemplo, según una encuesta realizada en marzo de 2012 por Harris Interactive hay en Estados Unidos 9 millones de vegetarianos incluyendo veganos.
Los abolicionistas reclaman la última liberación pendiente: la de los animales no-humanos. Las palabras de Gerardo lo resumen de nuevo: “Vivimos en un mundo que descansa sobre la explotación animal, vivimos en un país cuya economía descansa sobre la explotación de estos seres”.
 Explica el abogado: “Los animales son para ellos fines en sí mismos. No pueden ser nunca medios o instrumentos de nuestros fines. Cuando uno reconoce derechos a los animales la primera consecuencia es que tiene que dejar de usarlos. Si uno tiene  derechos, está claro que el primero es la vida y la libertad.”


La problemática equina
18 caballos y un potrillo, rescatados del maltrato, pastan despreocupados en el predio que la Asociación Protectora de Rescate Equino (APRE) tiene en Lanús, Provincia de Buenos Aires.
A pesar de que en Argentina la tracción a sangre no está prohibida ni penada por ley, muchos caballos usados para tirar de carros son víctimas de malos tratos y están amparados por la ley penal 14.346 que condena con prisión de 15 días hasta un año al que haga víctima de actos de crueldad a los animales.
Valeria Valenzuela, secretaria de APRE, expresa: “según las leyes argentinas, los caballos pueden ser utilizados como medio de transporte de tiro, siempre y cuando estén bien alimentados, sin heridas, con herraduras, que su carga no sea superior a su peso. Además, debería exigirse a los “dueños” que transiten con el análisis de anemia equina y la libreta de vacunación al día, pero en Argentina nadie controla esto. (La anemia equina es virus muy contagioso entre los caballos e inclusive puede ser transmitido a los seres humanos).
A pesar de que los proteccionistas de caballos conocen la situación de marginalidad en la que viven los que los utilizan para transportar carros, no justifican esta situación y proponen alternativas. La asociación civil Basta de TaS , al igual que APRE, se dedica a concientizar sobre esta problemática y sugiere reemplazar a los caballos por “zootropos” o vehículos motorizados con una gran caja en la parte posterior para almacenar lo recolectado.
Esta iniciativa de Basta de TaS ya se implemetó con éxito en la ciudad de Córdoba gracias al aporte de la municipalidad y en la capital correntina por un convenio entre la municipalidad y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Además de beneficiar a los animales, este proyecto implica regularizar el trabajo informal de los cartoneros y recolectores. “Que sean reconocidos como “Agentes de Reciclaje” en condiciones laborales que los igualen al resto de los trabajadores municipales”, resume la web de Basta de TaS.
Valeria concluye mientras acaricia al potrillo, “Lo más importante es que exigimos una ley para abolir la tracción a sangre”.

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